Osbaldo Turpo Gebera
El Blended Learning (BL) y la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) constituyen constructos representacionales íntimamente vinculados. El BL —o enfoque semipresencial—, aunque con ligeras variantes, configura una modalidad normalizada, es decir, consentida e instituida, fundamentalmente, en educación superior. El BL presenta rasgos distintivos y potenciales que posibilitan su adaptabilidad, flexibilidad y personalización en entornos formados por presencialidad y virtualidad (García-Ruiz et al., 2018). Paralelamente, la AMI integra o combina las competencias informacionales, mediáticas y digitales para maximizar ventajas y minimizar daños. De ese modo, las personas pueden relacionarse crítica, ética y eficazmente con los contenidos mediáticos y las tecnologías digitales, ejerciendo una ciudadanía responsable (UNESCO, 2021).
AMI y Blended Learning: competencias para el desarrollo social
El BL y la AMI contienen estructuras estrechamente relacionadas, desde la combinación, integración y convergencia de factores gravitantes para el desarrollo humano y social. En concreto, la AMI interviene en el desarrollo de habilidades de búsqueda, selección y uso de información, así como a interactuar ante los medios de comunicación (mass media); mientras que el BL contribuye a la formación personal, en competencias esenciales para el aprendizaje a lo largo de la vida (Montes et al., 2019). En ambos, las tecnologías digitales intermedian de modo significativo, sea en entornos reales, virtuales o híbridos. Al mismo tiempo, no solo educan, también informan y entretienen (de Vega-Martín et al., 2022). Permiten, así, el uso de tecnologías que fomentan habilidades críticas ante el conocimiento, la información y los medios.
Las proximidades entre el BL y la AMI incluyen escenarios para el desarrollo de habilidades digitales para acceder, analizar y comunicar información en línea y a través de diversos medios. Involucra la utilización de herramientas y recursos digitales de manera efectiva, incluyendo programas de procesamiento de texto, herramientas de presentación, plataformas de aprendizaje en línea, redes sociodigitales y otros recursos de comunicación en línea (de Vega-Martin et al., 2022). Del mismo modo, se requieren de habilidades críticas para evaluar y analizar información que permita identificar información relevante, evaluar la credibilidad de las fuentes y analizar el contenido para detectar sesgos y errores (UNESCO, 2021). Se forma, así, una sociedad definida por la transición hacia una auténtica sociedad del conocimiento.
La AMI responde a un contexto donde la información y comunicación son abrumadoras, en constante expansión y transformación (García-Roca y de Amo Sánchez-Fortún, 2023). Con el mismo ritmo, el BL presenta continuamente estrategias holísticas y propone modelos instruccionales más adecuados y equilibrados (Megahed y Hassan, 2022). Las propuestas aportan al desarrollo de canales y fuentes de información que generen conocimientos que respondan a una suficiente capacidad argumentativa y adecuada interpretación, como muestras del logro formativo. En esencia, el BL y la AMI buscan que la información y los medios que la comparten se apoyen en conocimiento real, preciso, actual y comprensible, evitando la distorsión —toda vez que esta se torna más sofisticada y compleja, por lo cual resulta difícil identificarla (Tolosa et al., 2020)—.
La cultura participativa y orientada a la convergencia tecnológica, mediática y cultural, favorece el desarrollo de habilidades de comunicación y colaboración, y de gestión de la información (García, 2006; Turpo-Gebera, 2015; Camargo et al., 2019). El BL y la AMI forman en habilidades para trabajar con otras personas y compartir información de manera efectiva, y por los medios más adecuados. El manejo efectivo de la información involucra gestionar la organización, almacenamiento y recuperación de información. La dinámica interactiva entre la AMI y el BL logra efectividad, al identificar fuentes de información relevantes, organizar y recuperar información en línea, al tiempo que se comunican ideas de manera efectiva, se trabaja en equipo y se colabora con otros en proyectos en línea. Este cultivo de competencias intelectuales en experiencias compartidas es importante, no solo para acumular información sino también para construir conocimiento (Caro-Valverde, 2018).
Los espacios de desarrollo del BL y AMI incluyen, además del desarrollo de habilidades digitales, críticas, de comunicación y colaboración y de gestión de información, las de ciudadanía y cultura digital. Todas esas habilidades posibilitan ser competentes en el mundo digital y para ser personas ciudadanas informadas y críticas. La ciudadanía digital incluye el respeto a la privacidad, la seguridad en línea, el reconocimiento y el respeto de la propiedad intelectual y la responsabilidad social en línea (Turpo-Gebera et al., 2022). La cultura, en tanto, puede ir en sentido contrario, por el uso hiperselectivo de la tecnología comunicativa, al crear socializaciones que expandan discursos, «nichos digitales» que se desvinculan de una escucha crítica y responsable para una convivencia más abierta y plural (Gozálvez-Pérez, 2011).
Obstáculos para la convergencia entre AMI y Blended Learning
El avance hacia la integración, combinación o convergencia del BL y la AMI demanda superar algunos obstáculos y disparidades generadas por el acceso a la tecnología digital, que podrían ralentizar las intervenciones públicas:
- Brecha digital. Las diferencias en el acceso y el uso de la tecnología entre los diferentes grupos poblacionales pueden limitar las capacidades para participar plenamente del BL y la AMI. Asimismo, la falta de habilidades digitales puede limitar la capacidad para rentabilizar la información, comunicarse en línea y crear contenido en línea.
- Falta de tiempo y recursos. Los y las partícipes de las dinámicas del BL y la AMI pueden enfrentar dificultades al dedicar insuficientes tiempos y recursos. Esto puede deberse a las exigencias formativas, la falta de recursos tecnológicos y financieros, y al escaso tiempo dedicado al desarrollo profesional para las personas docentes.
- Desafíos culturales y lingüísticos. Participar del BL y la AMI requiere enfrentar desafíos culturales y lingüísticos que podrían generar barreras de incomprensión y, por consiguiente, progresivos abandonos. Algunas dificultades para acceder y entender el contenido informativo y ser influenciado o influenciada por los medios podría frustrar ciertos esfuerzos de superación personal y social.
- Desinformación. La difusión intencional, masiva y sistemática de desinformaciones en los medios sociales representa una amenaza importante para los sistemas democráticos. El BL y la AMI permitirán intensificar los impulsos para la formación ciudadana. Niveles altos y multialfabetizaciones generan constantes actualizaciones y continuos cambios para promover democracia y afrontar las estrategias maliciosas (García-Roca y de Amo Sánchez-Fortún, 2023).
Posibilidades emergentes del Blended Learning con la AMI
Las proximidades del BL con la AMI dan cuenta del potencial para el futuro de la educación y el desarrollo de habilidades personales y sociales. Algunas posibilidades emergentes de las interacciones entre el BL y la AMI se definen desde ciertos planteamientos ciudadanos, en concreto, desde las políticas públicas:
- Inclusión social y equidad educativa. El BL y la AMI pueden favorecer el acceso a herramientas digitales y tecnológicas, brindando oportunidades más accesibles e inclusivas para aprendizajes más personalizados y adaptativos. Sus intervenciones podrían extenderse a personas de todas las edades, estratos socioeconómicos y espacios geográficos.
- Desarrollo de habilidades digitales y críticas. La relación del BL con la AMI ayuda a desarrollar habilidades digitales y críticas, permitiendo una mejor preparación para intervenir en la actual y futura sociedad digital. Las habilidades adquiridas aportarían a las capacidades de búsqueda, evaluación y uso efectivo y seguro de la información online, así como a comunicarse y colaborar de forma responsable y ética.
- Flexibilidad y personalización del aprendizaje. El BL, junto a la AMI, permitiría personalizar y flexibilizar los procesos de aprendizaje. Desde esas posibilidades, las personas podrán acceder a una diversidad de recursos y materiales de aprendizaje en línea, para aprender a su propio ritmo y en coherencia con sus propios intereses y necesidades.
- Integración de tecnología y pedagogía. La relación del BL con la AMI puede fomentar la integración de la tecnología y la pedagogía. El uso de herramientas digitales y tecnológicas podría mejorar y enriquecer el aprendizaje en el aula (virtual o física), desarrollando nuevas estrategias pedagógicas que fomenten el desarrollo de habilidades digitales y críticas.
El panorama modelado desde las relaciones entre el BL y AMI en la sociedad digitalizada, y cada vez más tecnologizada, resulta prometedor. El avance tecnológico sitúa a uno y otro constructo como importantes y necesarios para los procesos formativos. La normalización del BL en la educación superior y la múltiple integración de alfabetizaciones que sigue la AMI seguirán su curso evolutivo a partir de la combinación de tecnologías y pedagogías. Se irán imponiendo procesos formativos que permitan aprendizajes adaptativos y dúctiles, cada vez más en entornos virtuales, y con una gran variedad de recursos y herramientas digitales. En ese quehacer, requerirán de capacidades para evaluar críticamente la información y distinguir entre lo cierto y lo falso, que pasará a ser una habilidad crucial en la sociedad digital.
La necesidad de nuevos métodos y enfoques para investigar
La combinación del BL y AMI aporta al desarrollo de habilidades digitales y de comunicación para construir conocimientos, al valorar la información y actuar con sentido crítico ante los medios y redes sociodigitales. En ese devenir, corresponderá desarrollar nuevos métodos y enfoques innovadores para la formación de habilidades críticas y digitales. Se aperturan líneas emergentes de investigación como las siguientes:
- El impacto del BL en la AMI. Indagar si la relación concomitante mejora las capacidades para evaluar críticamente la información en línea.
- Efectividad de estrategias pedagógicas para enseñar AMI en el contexto del BL. O cómo utilizar herramientas y tecnologías para mejorar la formación en AMI.
- Diseño de programas de formación en AMI.
- Impactos en el éxito académico y laboral.
- Monitoreo y seguimiento de las habilidades críticas, éticas y efectivas para la convivencia social.
Dichas transversalidades incorporan, además del desarrollo de las habilidades digitales, la personalización del aprendizaje y la integración de la tecnología. En ese sentido, el BL forma en la utilización de las herramientas tecnopedagógicas, mientras que la AMI incide en el uso y evaluación efectiva y segura de la información y los medios. Tanto el BL como la AMI, al facilitar la personalización del aprendizaje, signan los ritmos, intereses y necesidades de nuestras sociedades.
Para seguir aprendiendo
- Alfabetización informacional en la modalidad Blended Learning en educación superior (Andre Armel Maguiña, 2021) | Artículo académico.
- Alfabetización Mediática Informacional y Digital: evolución del concepto y perspectivas encontradas (Néstor Darío Duque-Méndez y Jhon Wilder Sánchez-Obando, 2022) | Artículo académico.
- Alfabetización mediática y cultura escolar. Adquisición y uso de las competencias mediáticas dentro y fuera del entorno escolar (Isabel María Villegas, 2014)| Trabajo final de Máster.
- B-learning y el desarrollo de competencias mediáticas para la formación de estudiantes de la licenciatura en Pedagogía (Juan Martín Ceballos, 2017) | Ponencia académica.
- Innovación y alfabetización mediática e informacional (AMI) en bibliotecas. Recursos, propuestas y tendencias, (Fernando Heredia-Sánchez, 2021) | Artículo académico.
Osbaldo Turpo Gebera. Pedagogo. Investigador Socio-educacional en procesos de formación en espacios virtuales, tratamiento mediático de los resultados educativos y políticas de formación docente. Profesor de la Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa, Perú). Becario Erasmus Mundus. Director del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación de las Ciencias de la Educación (INEDU-UNSA).
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