Mariana Ferrarelli
Desde sus inicios las prácticas educativas y el diseño de propuestas y proyectos tanto en la escuela como en la universidad estuvieron atravesados por las tecnologías más diversas: desde el propio edificio con aulas y pupitres, la tiza y el pizarrón, hasta las múltiples pantallas y dispositivos que hoy habitan las aulas. Eso por poner ejemplos materiales de lo más cotidianos y dejar afuera un montón de procedimientos y modos de gestión áulica e institucional que también implican desarrollos tecnológicos en el plano simbólico y cultural.
Lo cierto es que la crisis sanitaria y la virtualización de emergencia que supuso para las prácticas de enseñanza dispararon numerosas reflexiones y experiencias sobre el sentido de integrar tecnologías en el diseño de propuestas y materiales didácticos. Las preguntas pasaron de centrarse en el por qué, para abordar el cómo y los sentidos pedagógicos de tal inclusión. Para este giro que renovó la perspectiva con que se enfocan las tecnologías en el aula (ver bonus track 9: Ravela y otrxs, 2022), desde hace un año y medio vengo proponiendo la idea de post-presencialidad: el objetivo es poner énfasis en que la vuelta física a las aulas (porque del «aula» nunca nos fuimos) no puede encontrarnos haciendo lo mismo que hacíamos cuando nos tocó confinarnos en marzo de 2020.
Con post-presencialidad busco denominar y a la vez llamar la atención sobre una nueva etapa y la voluntad explícita de construirla poniendo en valor aprendizajes desarrollados y compartidos durante la virtualización de emergencia (ver bonus track 1: Agulló y otrxs, 2022) en un arco temporal que inicia en 2020 y concluye en 2022. Hablamos de voluntad pedagógica, pero también institucional y política. Porque lo que ocurre en las aulas es decisión del colectivo docente y, a la vez, resultado de líneas que se piensan y se deciden institucionalmente.
Pensar en clave de post-presencialidad implica proponernos como docentes e instituciones reflexionar profundamente sobre cómo transformar las prácticas a partir del ensayo masivo que implicó la intensificación del uso de tecnologías digitales en las aulas, con sus luces y sus sombras. Toda trama tiene un revés. No hay escenarios perfectos y siempre hay un costo de oportunidad en las decisiones que tomamos: cuando se elige una opción de trabajo, se dejan fuera otras alternativas, y así sucesivamente. Optar por expandir las clases por redes, y apostar por llevar las producciones del alumnado al mundo extra áulico implica ingresar en entornos datificados y plataformas que no siempre persiguen los mismos objetivos universales y transversales de la educación que imaginamos (ver bonus tracks 4 y 7, por ejemplo).
Dimensiones de la post-presencialidad
Entonces, ¿cómo volvemos? La vuelta a la presencialidad plena el año pasado fue un ensayo para resistir el cansancio y la inercia de los dos años anteriores, con sus excepcionalidades y sus brechas. Este año nos enfrenta al desafío de tomar decisiones concretas —didácticas, administrativas, políticas— para repensarnos en la complejidad de un mundo en donde lo físico ya no puede separarse de lo digital (ver bonus track 2), y en donde no podemos volver iguales a como nos fuimos a casa en 2020 y como fuimos volviendo entre 2021 y 2022.
Un punto de partida es pensar en cómo se transformaron algunos aspectos del trabajo y la subjetividad docente a partir de los aprendizajes logrados. Propongo cinco dimensiones para reflexionar y sostener acciones posibles desde y hacia el aula:
- Trabajo colaborativo docente. La enseñanza remota de emergencia encontró a muchos y muchas docentes compartiendo herramientas y formatos que les dieron resultado, pidiendo ayuda en un foro, o diseñando tutoriales para mostrar actividades a otrxs colegas. Las redes de solidaridad y colaboración se multiplicaron. Por eso no es posible volver al trabajo en solitario de antaño. Necesitamos poner en valor esos aprendizajes colaborativos alcanzados en pandemia. Una alternativa son las comunidades de práctica que permiten a docentes de la misma o distintas instituciones sostenerse mutuamente y avanzar en nuevas propuestas y aprendizajes. Para conocer una experiencia inspiradora, ver bonus track 9.
- Aprendizajes informales. Además de las instancias de formación oficiales que muchos pudimos aprovechar, también se aceleraron los aprendizajes informales que desarrollamos de la mano de colegas, hijxs, nietxs o tutoriales compartidos generosamente en las redes. Nuestra práctica se transformó no sólo por aquellos conocimientos y competencias que movilizamos desde instancias formales de capacitación, sino también por enseñanzas implícitas y menos orgánicas que inspiran aprendizaje de todos modos. Compartirlas entre colegas es una buena manera de ponerlas en valor. Sobre la articulación entre saberes docentes formales e informales hace dos años vengo estudiando lo que denomino alfabetismos aumentados, una categoría que sigo construyendo y pensando sola y en colaboración (ver bonus track 11: Ferrarelli, 2021). En breve, más novedades.
- Docente protagonista. Más allá del shock inicial y de la diversidad de contextos, podemos decir que logramos dar continuidad al vínculo pedagógico y eso nos empodera como colectivo. Las instituciones tienen la responsabilidad de generar espacios transversales para que la voz de todos los actores pueda ser escuchada y tenida en cuenta. El docente protagonista es el correlato profesional del enfoque que busca la centralidad del estudiantado en el aula. Y tanto autoridades como órganos de gestión tienen la misión de abrir espacios de diálogo para considerar las alternativas de los nuevos escenarios y las demandas de sus actores. Del mismo modo que en pandemia confiamos en el alumnado y diseñamos dispositivos para el acompañamiento pedagógico, es deseable que las instituciones confíen en el criterio de sus docentes para decidir sobre el formato de alguna clase de su asignatura, la modalidad de trabajo en el aula, y el marco de evaluación de los aprendizajes.
- Vuelta reflexiva sobre la práctica. La pandemia en su momento y la vuelta a la presencialidad plena ahora nos interpelan para reflexionar sobre nuestro rol docente y sobre qué clases queremos construir con nuestros y nuestras estudiantes. La reflexión en la acción es inevitable. Si lo hacemos acompañados de la comunidad educativa en general —autoridades, colegas y estudiantes— podemos sellar consensos sobre la educación que queremos, el diseño de clases desafiantes, y políticas institucionales que resulten significativas para sus actores. Asignar tiempo y recursos para esa tarea es clave para el diseño de esa educación que pensamos.
- Multimodalización. Experimentar con nuevos lenguajes y modos semióticos para el desarrollo de las clases abre un sinnúmero de posibilidades para la creación de conocimiento. Pensar la clase como una oportunidad para construir saberes y desempeños, y no meramente transmitirlos, permite al estudiantado ejercer un rol protagónico en el desarrollo de su propio aprendizaje e interpela al profesorado en el mismo sentido. Imaginar producciones y desarrollarlas tanto dentro como fuera del aula, empodera a los actores y los invita a tomar decisiones y diseñar estrategias para beneficio de toda la comunidad educativa.
Sostener estos formatos de trabajo expande y enriquece la mirada sobre el aula y el rol de quienes la habitan. Promover el diálogo y la interdisciplina es imprescindible para afianzar decisiones que contemplen a todos los actores involucrados.
Despapelización, diversificación y participación: claves para la gestión institucional
Respecto de la transformación de algunas perspectivas sobre la gestión institucional, se requieren definiciones globales en al menos cuatro aspectos clave del quehacer diario:
- Despapelización ¿Seguir completando el temario en papel? Es hora de pensar críticamente sobre prácticas a las que se da continuidad y ya quedaron obsoletas. Transformar la gestión de la documentación cotidiana de la escuela o universidad de modos emancipadores para ahorrar tiempo al docente es un muy buen primer paso. Si bien bastante de esto se ha avanzado mediante sistemas digitales de gestión de inscripciones y trámites, evitar el uso innecesario de papel, circular documentos digitalmente e incluso explorar la implementación de la firma digital en diversas instancias puede ejercer grandes transformaciones (ver bonus track 5). Aquí debemos enfatizar la imperante necesidad de resolver las deudas de conectividad real y efectiva con las escuelas y universidades para que esas tareas digitalizadas puedan resolverse en horario laboral y no impliquen una sobrecarga de trabajo extra para el colectivo docente que, dada la mala o ausente conexión, debe terminar sus labores administrativas desde casa.
- Diversificación de formatos. Pensar actividades de producción de contenidos por parte del alumnado para romper con lógicas lineales de trabajo implica concebir la enseñanza y el aprendizaje de modos divergentes. Avanzar en la exploración de modos participativos y transversales de abordar las clases requiere de otros actores que exceden el mero espacio del aula. Más allá de las iniciativas individuales de muchos docentes que sin duda inciden en la experiencia del estudiantado, las transformaciones traccionadas a nivel institucional generan otra adhesión y brindan un renovado apoyo a quienes deciden dejar atrás los formatos tradicionales y unívocos de la clase expositiva. Este formato de trabajo requiere decisiones institucionales claras que convocan esfuerzos colectivos.
- Gestión participativa del cambio. A partir de la emergencia y desarrollo de las narrativas transmedia en la cultura popular y mediática aprendimos que los relatos y el trabajo se tracciona no solo desde formatos top-down sino más bien mediante movimientos desde las bases, de tipo bottom-up (ver bonus track 6). La participación e interacción de los diversos actores que conforman una comunidad es vital para escuchar sus voces y lograr que se apropien de la transformación que protagonizan. Tejer redes de colaboración y escucha es clave para colegiar esfuerzos y direccionar las políticas.
- Problematizar las lógicas de control. Por cuestiones de economía de recursos y tiempos, muchas instituciones imponen a sus comunidades diversas herramientas digitales para facilitar la enseñanza y el aprendizaje. En general se trata de plataformas que permiten registrar diversos desempeños de docentes y estudiantes en el entorno digital seleccionado y conocer, por ejemplo, la dirección IP, e-mail y otros datos personales, última fecha y hora de ingreso al aula o campus virtual, participación en foros y actividades, descarga de materiales, visionado de contenidos, cantidad de clics, etcétera. En este marco, consideramos relevante transparentar las lógicas de control y registro que se habilitan desde la misma configuración técnica de las plataformas. De este modo esas lógicas, que no son otra cosa que decisiones que deben acordarse y explicitarse, pueden ser transparentadas y problematizadas. Se trata de iniciativas que involucran a los actores involucrados, promueven la transversalidad y equilibran las relaciones de poder en todo colectivo humano.
Luego de tres años de pandemia necesitamos reflexionar sobre el camino recorrido y pensar estrategias para el futuro inmediato (ver bonus track 3): en el primero nos confinamos y ensayamos maneras de no dejar a nadie atrás (ver bonus track 8); el segundo nos encontró con la intermitencia de la vuelta a clase, las brechas y los formatos variables de lo híbrido; en 2022 volvimos a encontrarnos. Este año nos halla experimentadxs con la vuelta física al aula: no perdamos la oportunidad como docentes e instituciones de acompañar las transformaciones que nuestras comunidades necesitan y demandan para navegar la complejidad y expandir los horizontes de lo dado.
Bonus tracks para seguir aprendiendo
- Virtualización de emergencia y cambios en la enseñanza (Agulló, M., Sabelli, M. J., Ferrarelli, M. Gagniere, G., Silva, E., Báez, L., Ornique, M., 2022)| Artículo con aportes sobre la investigación de las prácticas de enseñanza en el contexto de la virtualización de emergencia.
- Educar en escenarios complejos (Canal Plataforma Guacurarí, 2022) | Video con la participación de Alejandro Piscitelli, Julio Alonso y Mariana Ferrarelli en el marco del 5to congreso de Flipped Learning – Plataforma Guacurarí, Ministerio de educación de la provincia de Misiones, Argentina.
- Ciudadanía digital: uso responsable y crítico de internet (Plan Ceibal – Uruguay) | Recursos como juego, guía y modelos de taller.
- Mariana Ferrarelli: “La alfabetización en datos literalmente nos abre los ojos” (mSchools) | Entrevista a Mariana Ferrarelli + recursos para trabajar la alfabetización en datos en educación secundaria y superior.
- Procesos administrativos y pandemia: oportunidades para mejorar la gestión en las escuelas (Flavia Ricci-Muñoz, 2020) | Artículo.
- Experiencias transmedia en la escuela y la universidad (María Monserrat Pose | Reseña y síntesis de proyectos transmedia en educación.
- Inteligência Artificial e Educação – Cristóbal Cobo – 3º Congresso de Inteligência Artificial PUC-SP (Cristóbal Cobo, 2022) | Video sobre Inteligencia artificial y educación.
- Prácticas panmedia: diásporas que se abren y paréntesis que se cierran (Mariana Ferrarelli, 2020) | Texto sobre la experiencia del aislamiento en la pandemia.
- Aprender en comunidad (Pedro Ravela, Mariana Ferrarelli y otrxs, 2022) | Video de la presentación: presentación y relato sobre la construcción del libro colectivo y colaborativo en pandemia: Aprender en Comunidad Prácticas colaborativas para transformar la educación.
- Enfocar la enseñanza con tecnologías. Miradas que enriquecen los aprendizajes (Ferrarell, M., Reboredo, S. y Sabelli, M. J., 2022) | Libro académico de Ediciones Isalud.
- Alfabetismos aumentados. Producir, expresarse y colaborar en la cultura digital (Mariana Ferrarelli, 2021) | Artículo académico en Revista Austral Comunicación.
Mariana Ferrarelli. Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Magíster en Metodología de la Investigación Científica. Docente de grado y posgrado, y consultora tecnopedagógica. Miembro de la Red Alfamed Argentina. Publicó recientemente el libro Enseñar en la universidad desde perspectivas inquietas, como compiladora, y el artículo Alfabetismos aumentados: Producir, expresarse y colaborar en la cultura digital.