Gabriela Elisa Sued
Los caminos de la desinformación
Mucho se habla en estos tiempos de la desinformación que circula sobre temas vinculados a la pandemia de COVID-19 en las plataformas sociales. Orígenes de la enfermedad, tratamientos y vacunas, todos tienen su versión desinformativa. Algunos autores han calificado a la rápida diseminación de «noticias falsas» como «una segunda pandemia», o una infodemia.
Pero ¿cómo es que se accede a contenidos desinformativos en las plataformas sociales? ¿Podemos llegar desde búsquedas de información a contenidos que difunden desinformación? Y a la inversa, ¿puede equilibrarse la desinformación con contenidos informativos sobre vacunas? ¿Qué características presenta la desinformación sobre vacunas? Pensamos que contestar estas preguntas nos proveería de dos tipos de respuestas: la primera tiene que ver con el alcance de la desinformación. La segunda, con evidenciar los mecanismos de circulación de la desinformación en las redes sociales. Con estas intenciones, durante el mes de septiembre del año 2020 hicimos un experimento en la plataforma YouTube acerca de la circulación y la visibilidad de contenidos desinformativos o ambiguos acerca de las vacunas sobre la COVID-19.
Desinformación en YouTube y movimientos antivacunas
Los contenidos de los videos desinformativos sobre vacunas afirman que éstas contienen elementos que crean enfermedades como autismo o muerte súbita y que las enfermedades infantiles pueden curarse por inmunización. Estos cuestionamientos a la vacunación han sido rechazados por la Organización Mundial de Salud (OMS) en varias oportunidades.
YouTube ha tomado medidas contra los videos que promueven posiciones antivacunas, procediendo a su desmonetización. Por su parte, la OMS ha realizado esfuerzos por promover que plataformas y medios publiquen información verificada sobre COVID-19. Sin embargo, algunas figuras públicas y celebridades han realizado declaraciones desinformativas acerca de la vacunación y la COVID-19 que circulan por diversas plataformas sociales, pero que encuentran en YouTube su alojamiento más arraigado, debido su gran impacto en términos de producción, uso y circulación de videos.
La enorme cantidad de información publicada en YouTube —solo durante 2019 se subieron a YouTube 500 horas de video por minuto— se organiza según la lógica de algoritmos de recomendación que priorizan y filtran contenidos modelando los consumos de información de las personas usuarias, a veces de forma certera, pero otras de forma conflictiva. Los algoritmos se enlazan con la ciudadanía digital. Por ejemplo, en su último libro, Ciudadanos reemplazados por algoritmos, el antropólogo Néstor García Canclini se interroga sobre la posibilidad de ser ciudadanos y ciudadanas en un contexto donde los algoritmos regulan los procesos informacionales necesarios para el ejercicio de la ciudadanía. Al afectar a la vez a la salud individual y al bienestar social, el ejercicio crítico de la información sobre vacunación forma parte de una ciudadanía digital bien ejercida.
Un experimento en YouTube
Con nuestras preguntas en mente, diseñamos un experimento sencillo, que dividimos en dos partes. La primera consistió en la navegación por la plataforma desde la perspectiva de la persona usuaria. Empleamos una cuenta creada especialmente y sin historial de uso, para que este no determinara los resultados de las búsquedas. Exploramos la interfaz de YouTube a partir de la palabra clave «vacunas», y luego navegamos por los videos recomendados en la lista de reproducción asociada a cada video, la que se encuentra a la derecha de la ventana del video en la interfaz de YouTube. No veíamos todos los videos, sino que trazábamos una ruta de conexiones para observar en qué medida las relaciones entre videos podrían llevar a contenidos desinformativos partiendo de una búsqueda de información. Así, buscamos comprobar si una persona usuaria ordinaria que busca información sobre vacunas puede acceder, no intencionalmente, a contenidos desinformativos. En la segunda parte procedimos a la inversa, a fin de verificar si a partir de la búsqueda por el término «antivacunas» se puede acceder a información verificable acerca de temas de vacunación en general, y de los avances en las investigaciones de las vacunas para la COVID-19.
La mayoría de los videos que nos arrojó la búsqueda habían sido producidos por medios de comunicación tradicionales, como periódicos y canales de televisión de Iberoamérica. Sin embargo, entre éstos encontramos cuatro videos de contenidos ambiguos que referían a posiciones contrarias a la vacunación, pero sin comprometerse con esas posiciones, sino más bien para exhibirlas humorística o informativamente. El algoritmo de YouTube toma como base las palabras clave de los títulos y la cantidad de visualizaciones de los videos para producir conexiones entre los videos recomendados. Por eso, supusimos que al contener palabras como «antivacunas» o «conspiraciones» en sus títulos, podrían conectarse con contenidos sobre antivacunación en la lista de videos recomendados de YouTube, por lo que se revisó la lista de videos asociados a cada uno de los cuatro videos detallados en la tabla 1.
Título | Canal | Género | Visualizaciones |
---|---|---|---|
Sketch: Familia antivacunas | Guillermo Aquino | Humorístico | 946478 |
Miguel Bosé arremete contra vacunas para combatir el COVID-19 | Milenio | Informativo | 153042 |
No, no hay microchips 5G en las vacunas del COVID-19: Todo sobre el movimiento antivacuna | Xataka | Informativo | 87503 |
Experto en vacunas habla sobre las conspiraciones que rodean a la vacuna contra la COVID-19 | Asian Boss Español | Informativo | 76574 |
Si bien en el primer nivel de búsqueda no se halló desinformación en forma directa, al proseguir la navegación por la lista de videos recomendados por YouTube, ubicados en forma de lista del lado derecho de la pantalla, en un segundo nivel, tomando como punto de partida estos cuatro videos, llegamos a otros con referencias a posiciones antivacunas, o bien directamente a contenidos que contienen desinformación sobre vacunas. El gráfico 1 muestra cómo progresivamente se llega a mayor contenido sobre desinformación partiendo de una búsqueda inicial de información.
La primera parte de nuestro experimento nos permitió saber dos cosas: primero, debido a la organización en red de los videos en YouTube, la desinformación se conecta con la información y es posible llegar a ella a partir de relaciones establecidas por algoritmos —que se basan en similitudes de títulos, palabras clave, canales productores y fechas de publicación— para relacionar videos informativos con videos desinformativos. Derivado de este punto, encontramos que la responsabilidad en la circulación de contenidos desinformativos no es solo de YouTube y de quienes producen contenidos desinformativos. También los canales de medios tradicionales participan en el proceso, actuando como puerta de entrada a contenidos desinformativos.
Por ejemplo, desde el video del periódico mexicano Milenio sobre las declaraciones de Miguel Bosé, se puede llegar en dos clics al video desinformativo sobre vacunas Chinda Brandolino: Pandemia, vacunas y biometría, actualmente eliminado de la plataforma, y en tres clics a la burbuja desinformativa asociada a dicho video. Lo mismo sucede desde el video Vocero del movimiento antivacunas: No tienen estudios de seguridad ni comparación por placebo.
Características de la desinformación sobre vacunas
Ubicados los videos que contienen desinformación, identificamos sus características. Los contenidos desinformativos poseen una apariencia engañosa. A pesar de ser productos intencional y comprobadamente falsos, su apariencia imita a la de las piezas informativas y pueden contener combinaciones de enunciados tanto verdaderos como falsos.
Por ejemplo, el ya mencionado video Brandolino… comienza con una definición de virus y prosigue con un reconocimiento de la existencia del SARS-CoV-2. Pero continúa con un conjunto de enunciados falsos, como que la vacuna de la influenza contiene dicho virus, que un conjunto de niños en España ha sido inoculado con la vacuna de la influenza y ha contraído COVID-19, así como habla confusamente de los primeros coronavirus equiparándolos al SARS-CoV-2, como si ambos se trataran del mismo modo y fueran igualmente dañinos. También establece, sin presentar evidencias, una cadena de hechos entre la ciudad de Wuhan, la vacuna de la influenza y la financiación del gobierno de Estados Unidos para enriquecer el virus del SARS-CoV y transformarlo en SARS-CoV-2. Brandolino, apellido de quien aparece en el citado video, además refiere argumentos antivacunas como la supuesta relación entre vacunas y autismo, o el uso de bebés para probar vacunas. En todo momento su discurso es pseudocientífico y difícil de descifrar.
Los videos que contienen desinformación sobre vacunas en español no son numéricamente importantes, pero son redundantes y funcionan a modo de cámara de eco. Las características comunicacionales de estos videos son complejas. Son emitidos por personas que se dicen profesionales médicos, pero contienen un discurso pseudocientífico que necesita de la verificación de especialistas.
Desinformación sobre vacunas: una cámara de eco
La segunda parte del experimento partió del procedimiento inverso. Nuestra navegación partió de la búsqueda «antivacunas». Ninguno de los videos de la lista arrojada por el buscador es abiertamente «antivacunas». Son más bien videos de crítica o contraargumentación a los movimientos antivacunas que pretenden abrir un debate. Algunos de sus títulos son: ¿Las vacunas son buenas o malas?, Los movimientos antivacunas en auge a nivel mundial, Los dos desafíos de la vacunación: los antivacunas y la COVID-19. En general suponen una defensa hacia la vacuna, pero también el reinicio de una controversia científica que había sido cerrada hace muchos años, por lo que su sola presencia podría significar un retroceso de los argumentos científicos a favor de la vacunación.
Ahora bien, lo que es interesante de notar es que, al explorar los segundos y terceros niveles de los videos que tomamos como punto de partida, los videos antivacunas se encuentran asociados a diferentes tipos de contenidos que podemos dividir en tres grupos:
- Mensajes sobre salud pública que representan posiciones neoliberales, como la defensa de la penalización del aborto.
- Cuestionamiento de la realidad racional, tales como: ¿Existen los fantasmas? ¿Existen las sociedades secretas? ¿Por qué dicen que no fuimos a la Luna?
- Falsas curas de la COVID-19. Por ejemplo: Tratamientos antigripales para el coronavirus en tres minutos.
En la lista de videos recomendados no aparece sin embargo ningún video asertivo o informativo acerca de la vacunación. Se encuentran ausentes videos de organizaciones como la OMS, ONU Salud, de organismos estatales o del tercer sector. Por eso podemos caracterizar el conglomerado de videos antivacunas más las recomendaciones que YouTube ofrece al acceder a estos videos como una cámara de eco.
¿Qué es una cámara de eco?
Una cámara de eco es un ambiente en el que las opiniones y posiciones políticas o creencias se refuerzan debido a repeticiones con pares que comparten puntos de vista similares. Para formar una cámara de eco se necesitan dos elementos: primero, una posición u opinión que comparten una misma visión en oposición a otros grupos con la misma posición en torno al mismo tópico. Segundo, un flujo de información entre individuos que piensan lo mismo sobre un tema determinado. Las cámaras de eco tienden a formarse entre dos grupos con opiniones polarizadas. En el caso de las posiciones alrededor de la vacunación, vemos que, usando varias estrategias —como el vínculo a videos ambiguos y el uso de títulos que esconden posiciones—, la posición antivacunas atraviesa a la posición a favor de las vacunas. Sin embargo, esto no ocurre a la inversa. Podemos entonces suponer que la posición antivacunas tiene la posibilidad de influenciar a individuos que buscan información sobre vacunas, pero en nuestro experimento no surgió la posibilidad inversa.
El algoritmo de YouTube y la desinformación sobre vacunas
Es necesario tener en cuenta que los videos de YouTube no funcionan linealmente, como una lista, sino que se conectan unos a otros como una red. Los vínculos tienen en cuenta los títulos, las visualizaciones compartidas entre personas usuarias, la fecha de publicación, entre otros parámetros.
Por ejemplo, el gráfico 2 presenta una red de videos asociados generada a partir del video Miguel Bosé arremete contra vacunas para combatir el covid-19 emitido por el canal Milenio TV, perteneciente al periódico mexicano Milenio. Son visibles tres grupos o clústeres bien definidos: el verde de la izquierda corresponde a contenidos de actualidad e informativos, el morado de la derecha a otras declaraciones del mismo tenor del cantante Miguel Bosé, incluidos cuestionamientos al empresario Bill Gates y la responsabilización de la pandemia a la tecnología 5G, y el ocre de la parte inferior mezcla videos que contienen desinformación, como Video Viral: El doctor Tony Morejón de Perú nos cuenta la verdad del Coronavirus, emitido por el Canal TV Patagonia que cuenta con dos millones y medio de personas usuarias, y Viróloga china dice saber la verdad sobre el coronavirus ¿ocultan algo China y OMS?, publicado por el canal de Revista Semana con un millón 700 mil visualizaciones.
¿Cómo evitar la desinformación en YouTube?
Con este experimento logramos saber que la desinformación en YouTube no es tanta en cantidad, pero sí es recurrente, funciona en red, y se asocia tanto a las vacunas como a otros contenidos informativos y conspirativos.
También observamos que la desinformación no es una responsabilidad atinente solamente a las plataformas sociales y las personas usuarias, sino también a los medios de comunicación, los que al depositar en la plataforma videos ambiguos, con referencias indirectas a la desinformación, establecen conexiones entre información y desinformación.
YouTube tiene políticas precisas acerca de contenidos desinformativos que no se aceptan en la plataforma. Esto no significa que la plataforma esté libre de ellos. Como hemos visto, existe desinformación en videos ambiguos, o en producciones que refieren de modo indirecto a contenidos no verificados, pero que finalmente dan lugar a expresiones desinformativas.
Es bueno saber que es posible reportar los videos desinformativos a las plataformas. Existe un botón para denunciarlos, pero debe ser usado con seriedad y cautela.
La desinformación es dinámica y depende de ciertos factores contextuales. Durante dos años, la sociedad en conjunto ha aprendido mucho sobre el virus SARS-CoV-2 y sus formas de prevención y tratamiento. Esto hace que la incertidumbre sobre el tema se reduzca, y a menor incertidumbre, menor desinformación. En esos momentos, vale la pena verificar la legitimidad y veracidad de los canales que producen información, y comprobar en los servicios de verificación de noticias si existe información acerca de la veracidad del video o del canal.
Por otra parte, dado que YouTube ha endurecido sus políticas hacia grupos antivacunas, estos migran de plataforma y usan otros recursos para monetizar sus contenidos, por ejemplo, las historias de Instagram.
Finalmente, debemos saber que no hay manera de combatir totalmente la desinformación, ya que esta es un valor inherente a los ecosistemas mediáticos actuales, caracterizados por una heterogeneidad de actores intervinientes, por la polarización de posiciones, y por un entorno informativo que muchas veces apuesta más a las creencias y los sentimientos de las audiencias que a los hechos verificados. De modo que más nos vale estar alerta.
Para seguir aprendiendo
- El algoritmo de YouTube y la desinformación sobre vacunas durante la pandemia de COVID-19 (Gabriela Sued, 2020) | Artículo académico.
- Measuring Misinformation in Video Search Platforms: An Audit Study on YouTube (Eslam Hussein, Prerna Juneja y Tanushree Mitra, 2020) | Artículo académico.
- Rabbit Hole (The New York Times, 2020) | Podcast periodístico.
- The echo chamber effect on social media (Matteo Cineli et al, 2021) | Artículo académico.
Gabriela Elisa Sued (Twitter: @gabysued | Facebook: Gabriela Sued). Doctora en Estudios Humanísticos por el Tecnológico de Monterrey. Postdoctorante y profesora en la UNAM. Investigadora Nacional Nivel 1. Especialista en cultura digital, sistemas sociotécnicos y metodologías basadas en datos.