Paulina Soto

Hoy en día, los círculos de lectura han ganado popularidad porque representan espacios donde las personas pueden socializar, compartir ideas y construir identidades colectivas. Debido al incremento en el uso de las tecnologías en la era digital, cada vez es más común encontrar círculos de lectura virtuales. Más allá de la convivencia en estas plataformas, los entornos digitales se constituyen como comunidades virtuales que facilitan el diálogo y la creación de lazos entre sus integrantes. Asimismo, en estas comunidades virtuales se comparten prácticas culturales, como la lectura misma, que trasciende su concepción como un acto solitario e individual para considerarse como un acto colectivo que propicia una experiencia social que cobra fuerza en grupo. 

Bajo este contexto, se profundizará en los círculos de lectura virtuales entre mujeres que leen solamente literatura escrita por autoras, donde además de ahondar en la práctica social de la lectura, se revisarán aspectos como representaciones sociales y el diálogo íntimo para comprender cómo estos grupos tejen espacios interculturales que los configuran como comunidades virtuales que no solamente fomentan la lectura y el sentido de pertenencia, sino que se construye un espacio donde las mujeres al compartir sus formas de ver y leer el mundo desde la lectura y sus experiencias, fortalecen vínculos desde la solidaridad y empatía, creando espacios de confianza y afecto que acentúan la importancia de estos espacios para la reivindicación tanto de las autoras como de las lectoras. 

Bajo este contexto, se tomará como referencia el círculo de lectura virtual Feminam lectio, creado en 2020 con el propósito de reunir a lectoras, visibilizar la literatura escrita por mujeres y generar un espacio de encuentro entre participantes de distintos contextos. Este ejemplo permitirá explorar cómo las comunidades virtuales funcionan como plataformas de socialización, cómo la lectura se transforma en una práctica colectiva, de qué manera se construyen representaciones sociales a partir del intercambio de significados y cómo estos espacios posibilitan, al mismo tiempo, un diálogo intercultural y una intimidad compartida.

Ilustración de @lizzy_cazar 

Comunidades virtuales

Actualmente estamos viviendo en la era digital y como tal, es común que se utilicen diferentes tecnologías de la información y comunicación (TICs) como el internet, teléfonos inteligentes, computadoras y aplicaciones para trabajar, aprender, socializar, así como para entretenernos. Además, estas tecnologías nos ayudan a cruzar fronteras geográficas al conectar con diferentes personas en cualquier parte del mundo. En ese sentido, la gran mayoría de las actividades que antes se pensaban solo presencialmente, ahora tienen lugar en entornos digitales, como los círculos de lectura. 

Estos espacios de lectura compartida han trascendido de lo físico, hacia lo digital, construyendo comunidades virtuales que representan nuevas formas de socialización que nacen de intereses y gustos que se comparten en grupo. En el caso de los círculos de lectura virtuales, los libros siguen siendo el punto de conexión, así como el motivo por el cual las personas se conectan desde distintos lugares para compartir y generar un intercambio de percepciones, experiencias e ideas sobre la lectura en común.  

Durante la contingencia COVID-19, surgieron muchos círculos de lectura como una manera de enfrentar la pandemia, y así crear espacios de encuentro y socialización para contrarrestar el aislamiento, retomar el hábito de la lectura o bien, tener que migrar las actividades que ya se hacían de forma presencial anteriormente. Además, comenzaron a surgir aquellos círculos de lectura que además de ser virtuales, estuvieran conformados por mujeres y leyeran solamente escritoras respondiendo también a la necesidad de visibilizar a escritoras y encontrar nuevos referentes. Es así como en agosto del 2020, nació Feminam-lectio, círculo de lectura virtual entre mujeres que leemos escritoras de forma virtual. 

Como muchos círculos de lectura virtuales, utilizamos plataformas digitales para reunirnos y compartir la lectura de forma mensual, así como usamos aplicaciones de mensajería instantánea para mantener una comunicación directa entre todas. Nuestro chat está conformado aproximadamente por 50 lectoras y ahí coordinamos las sesiones, compartimos reflexiones, referencias de otras autoras o libros, así como en ocasiones simplemente nos damos consejos o entablamos conversaciones que trascienden la plática sobre libros. Como comunidad virtual, tenemos la tradición que, al finalizar una lectura, tomamos una fotografía de las participantes por sesión y esa foto la compartiremos en un grupo de Facebook que tenemos y que sirve como un archivo de estos cinco años. Asimismo, a partir de la comunidad lectora virtual que se ha conformado, en las sesiones todas hemos sostenido un espacio donde nos sentimos cómodas y en confianza para compartir opiniones y experiencias personales más allá del libro.

Fotografía de @multidisciplinary.being

Lectura como práctica social y colectiva

Los círculos de lectura rompen con el paradigma de que la lectura es un acto solitario e individual, trascendiendo su entendimiento como una práctica social y colectiva. En ese sentido, el crítico literario Gustavo Puerta menciona que uno de los componentes fundamentales del valor de la lectura es «El primero de ellos es el hecho de que la lectura es un acto colectivo, nos da pertenencia, nos introduce en una comunidad. La lectura se disfruta mientras la lees, pero también cuando se comparte», mientras que el segundo componente es el conocimiento que se genera, tanto de manera individual como colectiva.

 Este carácter colectivo de la lectura se refleja en los círculos de lectura virtuales, pues al realizarse en entornos digitales, su alcance se amplía y su enfoque socializador ha sido aprovechado como parte de estrategias de promoción de editoriales y otros agentes culturales que ven un área de oportunidad para llegar a más lectoras y lectores. Por ejemplo, gestionar actividades virtuales como encuentros entre la población lectora y los autores o autoras, o bien, utilizar redes sociales para generar contenido atractivo y de tendencia que genere una aproximación que no siempre es posible en la presencialidad.

En los cinco años que llevamos en Feminam lectio, hemos leído un total de 52 libros y hemos aprovechado algunas de las estrategias de promoción como descuentos en compra de libros tanto en formato físico como digital, compartir publicaciones o reels que nos han parecido interesantes, así como organizar encuentros de forma virtual con seis autoras mexicanas. Estas conversaciones nos han permitido conocer más sobre sus procesos creativos y literarios, profundizar en los libros y sus personajes, así como algunas anécdotas o datos curiosos que enriquecen la conversación y la lectura misma. 

Fotografía de @Feminam_Lectio

La construcción de representaciones sociales en los círculos de lectura

Los círculos de lectura, al ser concebidos como una práctica social, posibilitan la formación de conocimiento colectivo, mismo que se construye a partir de las interpretaciones y el sentido de la realidad que las y los lectores forman. Este conocimiento colectivo es denominado como representaciones sociales y al provenir de agentes vivos y en constante cambio, están en construcción continuamente.  Estas representaciones sociales reflejan creencias y significados compartidos del grupo que les permite interpretar y darle sentido a algo, para así comprender y explicar el mundo. La Dra. Jodelet retoma el término y propone cinco maneras en cómo estas representaciones sociales son construidas de forma grupal. A continuación, se enumeran cada una de ellas y se hará una relación con el círculo de lectura de mujeres que leen a escritoras, Feminam lectio:
1. Actividad ligada al contexto y a la comunidad. Es como mujeres leen y entienden el texto en conjunto, conectándolo con sus propias experiencias y vivencias.  
2. Significado de la actividad. Es el sentido que las lectoras le dan a su lectura, al compartir con otras y al propio grupo al que pertenecen, como es el hecho de mujeres leyendo mujeres y lo que representa políticamente, socialmente, culturalmente y hasta económicamente.
3. Manera de comunicarse. Cuando las lectoras comparten lo que piensan y sienten sobre el libro, se genera un diálogo que ayuda a una mejor comprensión del libro de forma colectiva.
4. Influencia del lugar. Es la práctica de la lectura en grupo y ver cómo todas participan, conversan y piensan juntas sobre lo que leen.
5. Relaciones entre personas. Es la forma en que las lectoras se relacionan, suman a las nuevas integrantes y se fortalecen los significados grupales. Inclusive cuando se reúnen con las autoras.

Espacio Intercultural

Los círculos de lectura virtuales no solamente facilitan el encuentro entre lectoras, incluso de distintos espacios territoriales, sino que también permiten acercarse a diferentes contextos culturales de las mujeres que pertenecen a estos espacios. Como ya se mencionó anteriormente, el diálogo es fundamental para que las lectoras compartan sus formas de ver el mundo, sus experiencias de vida, sus perspectivas sobre los textos y los significados que la lectura tiene para ellas, así como las representaciones sociales bajo cada uno de los cinco modos anteriormente expuestos. Esta diversidad de miradas, además de enriquecer la interpretación de las obras, favorecen un diálogo intercultural, que es posible tanto entre las participantes como con las autoras que se leen, pues son de distintas nacionalidades, épocas y contextos. Así, la interculturalidad va más allá de la dimensión territorial e incorpora la diversidad de experiencias y perspectivas tanto de lectoras como de autoras, construyendo colectivamente significados. 

En el caso de Feminam lectio, aunque la mayoría de las lectoras podemos compartir contextos culturales similares, cada una aporta experiencias, identidades y vivencias diferentes que enriquecen tanto la lectura como la interculturalidad.  Además, al leer autoras de diferentes contextos, es posible ampliar la mirada y fortalecer una lectura crítica. En ese sentido, hemos leído autoras de diferentes épocas y nacionales destacando, además de las latinoamericanas, de África, América del Norte, Europa, y Asia. Esto ha beneficiado nuestro diálogo intercultural como grupo entre lectoras así como con las autoras. En ese sentido, practicar la lectura desde una posición situada, permite reconocer desde dónde se lee, para así generar una comprensión más profunda y favorecer un intercambio más significativo de identidades y experiencias, poniendo en diálogo conceptos como la otredad. Además, al ser un círculo de lectura de mujeres que leen a otras mujeres, se ahonda en la emoción colectiva y feminista para visibilizar, compartir y posicionar nuestras experiencias desde un punto de encuentro de empatía, cuidado e intimidad en entornos digitales.

Para concluir, los círculos de lectura virtuales entre mujeres muestran cómo la lectura puede trascender el acto individual y solitario para convertirse en una práctica social que une, enriquece y genera el diálogo intercultural, a partir de las experiencias, perspectivas e identidades de las lectoras que los conforman, y las autoras que se leen. Al ser una comunidad virtual, estos espacios favorecen la interacción de mujeres diversas en un espacio íntimo donde se comparten emociones, vivencias y reflexiones que fortalecen los vínculos y narrativas colectivas. 

Para seguir aprendiendo 

Paulina Guadalupe Soto Magallanes (@pausoto_). Internacionalista y maestrante en Gestión y Desarrollo Cultural, investiga círculos de lectura de mujeres que leen a escritoras. Con experiencia en gestión cultural pública e independiente, fundó @Feminam_Lectio y @Entrelectoras.mx, combinando investigación, creación y fomento de la lectura con enfoque comunitario y de género.

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