Patricia Nigro

Desde que el mundo periodístico, político y académico entró en la etapa de la posverdad, de los hechos alternativos, de las «noticias falsas», de las organizaciones de chequeo de datos, comenzó a circular una nueva expresión  —News Literacy— para referirse a un área ligada directamente a los Estudios de Periodismo que ya formaba, de algún modo, parte de la Alfabetización Mediática Informacional (AMI).

¿Qué entendemos por News Literacy?

La News Literacy o Alfabetización en Noticias propone una nueva perspectiva de educar en el pensamiento crítico a niños, niñas y jóvenes en la lectura e interpretación de las noticias pero, también, en la producción y viralización de los mensajes que se producen en las redes sociales digitales. Esto puede considerarse una respuesta necesaria a la proliferación de las «noticias falsas», a la necesidad del chequeo de datos o fact-checking, a la invasión de trolls y bots en las redes sociales digitales.

Es cierto que muchos y muchas docentes pusieron en práctica la lectura crítica del diario, treinta años antes del advenimiento de la News Literacy. Incluso los mismos diarios produjeron programas para capacitar al profesorado y al alumnado en la lectura crítica de las noticias. Un ejemplo es NewsWise del diario británico The Guardian.

Sin embargo, el contexto hoy es otro. Las redes sociales digitales alientan una fuerte viralización de la desinformación. A esto se une una falta de credibilidad en el periodismo, que dejó de practicar su función ética esencial: chequear y contrastar las fuentes de la información.

Casi todos los usuarios y usuarias de redes sociales compartimos mensajes que concuerdan con nuestro sistema de creencias, nuestros sesgos cognitivos, nuestra ideología —esto está bien explicado en el libro de Guadalupe Nogués Pensar con otros y en esta entrevista que le realizó el periodista argentino José Crettaz. Vivimos en una burbuja digital (de la que puede salirse, si se intenta), en la que nos encierran tanto los algoritmos que filtran los datos que proveemos a las redes sociales digitales como nuestra naturaleza humana, que le cree más a un amigo que a especialistas o que prefiere, antes de averiguar si una noticia es falsa o errónea, divulgarla, porque nos gustaría que fuera cierta.

La era digital y ahora la pandemia han cambiado (¿por cuánto tiempo?) nuestras vidas. En una época de infodemia (es decir, de desinformación y de teorías conspirativas sobre el virus que aqueja al planeta), mejorar las estrategias para adquirir esta competencia lectora crítica postula a la News Literacy como una posible alternativa al desconcierto y escepticismo cotidianos.

Transversalidad de la News Literacy

Entendemos a la News Literacy o Alfabetización en Noticias como una asignatura transversal que propone el ejercicio de la lectura crítica de las noticias, en cualquier formato, para determinar su veracidad mediante el chequeo de datos y la contrastación de las fuentes, entre otras estrategias, de modo que los y las estudiantes puedan desarrollar plenamente sus derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas.

Creemos que toda la AMI —y la News Literacy, en particular— deben ser abordadas transversalmente a través de las mallas curriculares, desde el nivel preescolar hasta el universitario.

Propuesta didáctica 

La propuesta didáctica que ofrecemos se basa en los siguientes ejes:

1. Aprender las técnicas básicas de verificación de datos

La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas hace una buena síntesis de cómo identificar las noticias falsas.

  • Revisar quién es la fuente: ¿quién es el que manda el mensaje?, ¿qué sabemos ciertamente de esa persona u organización?, ¿qué dice en «Sobre nosotros» o «About us» en el sitio web?, ¿qué objetivos dicen que persiguen los autores del sitio?
  • Averiguar quién es el autor: buscar en la red de dónde proviene esa persona (si es que es real), qué dijo antes y qué dice hoy, indagar mucho antes de compartir o de hablar del tema como un hecho.
  • Mirar la fecha: muchas veces los textos son antiguos (esto pasa especialmente con las fotos que están tomadas de otro momento o de otro lugar). La fecha es importante. ¿Es un dato nuevo o es una repetición manipulada de algo viejo?
  • Reflexionar sobre su posición en ese tema: ¿será que lo que cuenta el mensaje falso confirma mis ideas previas, mis prejuicios y por eso deseo compartirlo?
  • Leer connotativamente: leer más allá de la letra, profundizar, no dar «enviar» sin pensarlo bien. ¿Qué implica o supone este mensaje? ¿Qué bien o mal puede causar? Ahí es donde debemos usar el pensamiento crítico.
  • Buscar las fuentes que el texto refiere: si cita a un autor, comprobar si eso es cierto; si da una estadística, ver de dónde se tomó y de cuándo es; si tiene enlaces o links, cliquear para ver adónde lleva y quién está detrás del mensaje.
  • Pensar si no es una ironía o broma: existen periódicos y revistas satíricas, que usan el humor para relajar el ambiente o para criticar pero que no dejan de ser una broma. No ser ingenuo. Pensar y constatar que no sea un chiste o ironía.
  • Preguntar a quienes saben: Hoy en día es fácil comunicarse con cualquiera. Usar las mismas redes sociales digitales para preguntarles a personas expertas sobre el tema. Pedir referencias de gente que sepa de lo que se está hablando y preguntarles para comprobar si es cierto lo que se afirma.

2. Comprender el contexto sociopolítico

 Comprender qué características tiene el contexto sociopolítico y mediático actual cuando nos referimos a posverdad, a desinformación y a hechos alternativos.

3. Conocer cómo se clasifican las «noticias falsas» y qué tipos de desinformación se han detectado

¿Cómo se clasifican las «noticias falsas»? Existen distintas taxonomías pero elegiremos la clasificación de la organización First Draft.

4. Aprender a usar las redes sociodigitales de manera responsable

Esto ayudará a impedir la viralización de la desinformación. Incluimos aquí también el empleo del lenguaje y del diálogo respetuoso con quien piensa distinto y la importancia de crear consensos. Asimismo, la identificación de trolls y bots, que dificultan la comunicación digital.

En las redes sociodigitales proliferan las «noticias falsas» pero también los trolls y los bots. Hay personas, los trolls que ganan dinero inventando «noticias falsas»; otros enviando tuits, pagados por algún político o funcionario, con mensajes de odio o que alarman a la población mediante Whatsapp o Facebook. El troll (sea pagado o no) es una persona que intenta dañar a otras desde una cuenta falsa (son muy usados en el ámbito político). Se les reconoce porque casi no tienen seguidores, no hay fotografía personal (sí, puede haber algún símbolo) que los identifique y los nombres son inventados. El troll recibe una recompensa por agraviar a otros y otras. En cambio, los bots («robot» en forma abreviada) son programas informáticos que automatizan un mensaje positivo o negativo, es decir, que no necesariamente son dañinos (por ejemplo, los bots publicitarios). Calvo y Aruguete describen la diferencia entre trolls y bots en su libro Fake news, trolls y otros encantos.

5. Concientizar en la ética de la comunicación responsable

Dicha ética deberá estar basada en la verdad y en el pluralismo. Aquí insistimos en el uso de un lenguaje respetuoso con las personas que piensan diferente, en el desarrollo de las habilidades comunicativas para conversar e intercambiar ideas con las y los demás con la cortesía que merecen. Debe incluirse también la escucha atenta y las distintas formas de conversación (cara a cara, por móvil, virtual).

6. Revisar y profundizar la teoría y práctica de la argumentación

Hacerlo desde la perspectiva de la Nueva Retórica y teniendo en cuenta las situaciones comunicativas en sus contextos enunciativos y pragmáticos.

Incluimos, en especial, todo lo referido al estudio de las falacias, esos modos indebidos de argumentar, altamente persuasivos. Aristóteles, en su Retórica, explicó este tema. Además, deberán revisarse los aportes de la Nueva Retórica de Perelman.

7. Conocer que el pensamiento humano no es exclusivamente racional

Nuestras emociones, creencias y tradiciones producen sesgos en el pensamiento.

La razón humana se basa, en gran parte, en la sociabilidad. El ser humano es, para Aristóteles, zoón logón (animal racional o animal que habla) —lógos, en griego, significaba razón y lenguaje a la vez— y es también zoón politikón (animal que vive en sociedad). De este modo, nuestra capacidad de juicio está condicionada por lo que piensa nuestra comunidad. En un artículo periodístico publicado en The New Yorker, Kolbert revisó investigaciones que demuestran que no alcanzan la razón y la evidencia para hacernos cambiar de opinión.

Algunos fenómenos comprobados sobre cómo pensamos son:

  • Sesgo de confirmación. Es una característica del intelecto humano que tiende a buscar la información que fortalece sus creencias y debilita las opuestas. Podemos fácilmente encontrar fallas en el razonamiento ajeno pero no en el propio.
  • Ilusión de la profundidad explicativa. Fenómeno por el cual siempre creemos que sabemos más de lo que en verdad sabemos.
  • Sentimientos fuertes. Surgen de una racionalidad profunda. Las neurociencias demuestran un aumento de la dopamina cuando la gente encuentra que alguna de sus creencias es confirmada. Por eso, en las redes seguimos a quienes opinan lo mismo. Concordamos con las y los que comparten nuestras historias familiares, nuestras creencias, nuestros modos de ver la realidad.
  • Las respuestas complejas y correctas no se aceptan fácilmente. Las simples pero incorrectas son más cómodas y se apoyan en nuestra pereza intelectual.

Actualmente, se reconocen más de 180 sesgos cognitivos en las personas, de modo que nuestro pensamiento no obra solo con la razón y la lógica puras sino que se ve modulado por estos sesgos. La mayoría de ellos son inconscientes. De nuevo, recomendamos encarecidamente la lectura del libro de Guadalupe Nogués Pensar con otros para profundizar estos temas.

8. Adquirir una perspectiva flexible frente al riesgo de la burbuja de filtros

Dicho riesgo va de la mano de los algoritmos y, también, de nuestras propias perspectivas.

9. Brindar sitios y bibliografía complementaria

Para seguir profundizando en estos temas ver el apartado Para seguir aprendiendo de esta misma entrada.

10. Apelar a la universidad

Especialmente a las carreras de Educación, Comunicación, Humanidades y Periodismo, a brindar asesoramiento y capacitación a las y los docentes.

Junto con Rivas Inostroza consideramos que la universidad debe abrirse al resto del sistema educativo y capacitar a los y las docentes de los niveles medios y primarios. Sánchez Díez señala la importancia de que los medios colaboren con las escuelas o facultades de periodismo.

https://www.youtube.com/watch?v=jzLF-2Zgo9A

En definitiva, queda mucho por tratar de la News Literacy. Recomendamos un enfoque transversal e interdisciplinario, que incluya a las familias y que se despliegue gradualmente, según el desarrollo evolutivo del alumnado.

Para seguir aprendiendo

Cursos y ejercicios de capacitación

  • Checkology (The News Literacy Project) | Plataforma de aprendizaje electrónica para aprender a evaluar e interpretar información.
  • Poynter News University (Poynter) | Portal con un catálogo de cursos de Poynter, organización dedicada al periodismo y chequeo de datos.
  • Cursos (Ministerio de Educación y Formación profesional de España)| Catálogo de cursos, muchos de los cuales guardan relación con la AMI.

Textos

Bibliografía recomendada

  • Aristóteles. (1999). Retórica. Edición del texto con aparato crítico, traducción, prólogo y notas por Antonio Tovar. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 4ª edición.
  • Calvo. E. y Aruguete, N. (2020). Fake news, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales, Buenos Aires: FDCE.
  • Nigro, P. (2008). La Educación en Medios. Contenido transversal. Buenos Aires: Magisterio Río de La Plata.
  • Nigro, P. (2020). Una defensa de la conversación virtual. Buenos Aires: Indie Libros.
  • Pariser, E. (2017). El filtro burbuja. Cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos. Barcelona: Taurus.
  • Perelman, C. y Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La Nueva Retórica. Madrid: Gredos.

Patricia Nigro es doctora en Comunicación Social, licenciada en Organización y Gestión Educativa y profesora de Letras. Docente e investigadora en la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral de la Argentina y Coordinadora del Área de Educación a Distancia. Ha escrito libros, artículos y dictado clases y conferencias en Hispanoamérica. Es @nigropatricia en Twitter, Facebook e Instagram.

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