Irving Huerta

Después de pasar por la publicación de la investigación de La Casa blanca de Peña Nieto, y luego de sufrir las consecuencias de la revancha presidencial, la frustración profesional era enorme. Si el presidente de México parecía salirse con la suya y el equipo de periodistas que investigamos la historia habíamos sido echados a la calle, ¿de qué servía hacer periodismo de investigación? La idea romántica de que el periodismo podía ayudar a cambiar las cosas en una democracia se me derrumbaba, con todo y mis ideales dentro. Si una investigación exhaustiva como esa, que comprobaba un conflicto de interés del presidente y cuestionaba la confianza en su gobierno, tenía estos penosos resultados para las y los periodistas, ¿de verdad valía la pena hacer periodismo de investigación en México?

Desencantado, pero albergando una reserva de esperanza en que el periodismo debía servir para algo, me embarqué en el doctorado. Pensé que esa aventura académica me daría un poco de distancia para analizar el fenómeno de manera crítica y quizá después tener mejores respuestas. Ese tiempo fue feroz. Porque no era suficiente culpar al gobierno de Peña Nieto, sino que había que cuestionar al modelo de medios para el que trabaja el gremio periodístico y también a la concepción misma de la profesión.

Así, me propuse explorar al menos dos preguntas en la tesis doctoral: ¿qué obstáculos tiene el periodismo de investigación en México para florecer?, y ¿cómo sería un periodismo de investigación que verdaderamente se preocupe del interés público? Titulé la tesis Reformulando el periodismo de investigación en México: Hacia una práctica transformadora y está compuesta por un análisis coyuntural con 41 entrevistas, usando dos casos de estudio: la agrupación de periodistas independientes Periodistas de a Pie y la agencia de investigación Forensic Architecture, con base en Londres y para la cual colaboré durante la investigación del caso Ayotzinapa. 

El proyecto tuvo así dos alas: 1) un análisis crítico de la idea de periodismo de investigación y los obstáculos que enfrenta; y 2) una propuesta (entre muchas otras) de un marco de operación que permita su práctica en México. 

Elitismo y el modelo de medios: obstáculos para hacer periodismo de investigación

Primero, el análisis crítico de los obstáculos para el periodismo de investigación en México me llevó a estudiar varios de los aspectos que lo sostienen como práctica profesional moderna. Entre ellos, fue fundamental escarbar en la raíz de la concepción de la idea del periodismo de investigación. Esto es, que el periodismo de investigación encuentra obstáculos en México porque se está replicando un modelo específico: el modelo norteamericano, que se enfrenta a sus propios demonios (mercantilizado, engañosamente apolítico, absorto en la revelación pero incapaz de explicar) y que nació siendo elitista al disponer de un puñado de periodistas para investigar profundamente, en medio de la pauperización del resto de las redacciones, cada vez más enfocadas en producir más noticias, más rápido. Además, este modelo, al adaptarse al contexto mexicano, encuentra todavía más adversidades para las aspiraciones democráticas de ese tipo de periodismo: medios clientelares, malas condiciones laborales, la guerra frontal contra las drogas y una reciente lucha por la bolsa de dinero de las fundaciones internacionales. 

Por ejemplo, esta periodista me contó cómo es que el periodismo de investigación es casi imposible de hacer porque las y los periodistas están en una mecánica noticiosa más cercana a la manufactura que a una práctica en el interés público:

Yo misma estoy en una redacción pauperizada, trabajo en una redacción sin herramientas para tomar un teléfono […] Yo edito, yo reporto la historia, yo verifico […] porque mis reporteros no se molestan en leer los documentos. La razón es que debo producir un programa diario y no tengo tiempo de sentarme y decirles «mira, deberías de leer esto y esto». ¡Simplemente no tengo tiempo! […] Y no tengo tiempo porque debo enviar mis historias a un sistema de producción que está más cercano a producir tortillas […]. Entonces, nadie tiene tiempo […]. Miro a X [reportero de investigación] yendo cada mañana a las ruedas de prensa del presidente, ¿cuándo está llevando a cabo investigaciones?, ¿a costa de dormir?, ¿a costa de comer?, ¿a costa de respirar?

El resultado es que sólo un puñado puede hacer periodismo de investigación, mientras la gran mayoría de periodistas están relegados, relegadas, a la maquila de notas instantáneas, pero no necesariamente porque no quieran investigar sino porque el modelo de medios de comunicación lo hace casi imposible. 

Otro de los hallazgos es que la situación laboral precaria no solo es perjudicial para la calidad del periodismo, sino que esa desprotección laboral es el primer frente que vulnera la seguridad de las y los periodistas en México, uno de los países más peligrosos para ejercer esta profesión en el mundo.

La investigación también me llevó por un rumbo poco explorado, pero que es crucial para entender quién hace y cómo se financia el periodismo de investigación hoy. Este periodismo se hace cada vez menos en los medios de comunicación y cada vez más por organizaciones no gubernamentales, financiadas por fundaciones internacionales. Esta ha sido una salida para periodistas que, como Periodistas de a Pie, no encuentran financiamiento en suscriptores o publicidad, como los medios tradicionales lo hicieron por mucho tiempo.

Sin embargo, este modelo financiado por organizaciones filantrópicas también tiene sus bemoles. Por ejemplo, que quienes financian pueden influir, intencionalmente o no, en los temas que se investigan. Además, la bolsa de dinero de esas fundaciones no es infinita, lo cual lleva a los proyectos periodísticos a competir por estos fondos. Esta dinámica es poco transparente y continúa un patrón de la lógica de mercado que es devastador para el interés común: la competencia. 

En resumen, los obstáculos que sufre el periodismo de investigación en México tienen que ver con su concepción como práctica exclusiva para ciertos periodistas y al modelo de medios de comunicación en México, que está traspasado por pobres condiciones laborales, alto riesgo a la seguridad de los periodistas y un financiamiento de gran volatilidad.

Un marco de operación política para el periodismo de investigación

Con este diagnóstico, la tesis plantea un marco de operación política, más que una solución tecnológica o «emprendedora» para contrarrestar los obstáculos que enfrenta el periodismo de investigación en México: 1) un regreso a la actividad política de los periodistas; 2) una solidaridad comunitaria; 3) una producción de verdad humanitaria. 

  • Regreso a la actividad política. Significa ir en contracorriente de un modelo de periodismo que pretende ser neutral, falsamente apolítico y que se conforma solo con informar a sus audiencias. En lugar de eso, un periodismo de investigación verdaderamente útil debe entender que su labor se despliega en la arena del interés público y no debe tener miedo de perseguir la identificación de problemas públicos y de buscar su solución por el bien común; es decir, asumir que su misión es eminentemente política porque su razón de ser es el interés público.
  • Solidaridad comunitaria. Se refiere a contrarrestar los efectos del neoliberalismo que tienen que ver con el hiperindividualismo y la competencia férrea entre pares. Otros trabajos académicos (Arteaga, 2019; Sambrook, Lewis, Alfter, Kayser-Bril, Koch, & Clements, 2018) y mis propias entrevistas muestran que las y los periodistas se benefician de la cooperación en varios aspectos, crucialmente en temas de seguridad (Relly & González de Bustamante, 2014). Sin embargo, esta dimensión no debe entenderse como el simple entusiasmo por el periodismo colaborativo; más bien, se propone un nivel de cooperación que trasciende el lugar de trabajo, para ocuparse de aspectos de la vida diaria del otro: bienestar personal, familia, integridad física y mental, por mencionar algunos puntos.
  • Producción de verdad humanitaria. Significa que la creación de contenidos sea una narrativa que se construye alrededor de la preservación de los otros seres humanos y su entorno. Así, las construcciones narrativas no responden a necesidades estéticas —tan socorridas en tiempos digitales—, al número de ejemplares vendidos, al rating, o a las interacciones en redes sociales. Esta producción humanitaria se aleja de la espectacularidad y se propone producir historias que, en cuanto a forma, sean propicias para llegar a la verdad, contribuir a procesos de memoria y mejorar la realidad de las personas.

Hacia un periodismo útil para la vida en común

En conclusión, los obstáculos que experimenta el periodismo de investigación en México son múltiples y severos: la naturaleza elitista de la práctica que está reservada solo para un puñado de periodistas, el modelo de medios de comunicación —precario y clientelar— y las amenazas a la seguridad del gremio periodístico impiden un periodismo de investigación en México por el interés público. Sin embargo, es posible contrarrestar estas dificultades si se concibe a la práctica investigativa como una actividad distinta: más política, más colaborativa y más humanitaria. De esta forma, el periodismo se tendría que asumir menos como un intermediario entre el poder y las personas, y cada vez más como un conector entre distintas personas y sus distintas realidades para producir investigaciones.

Este viaje académico de cuatro años, propiciado por el desencanto con la profesión periodística, me ha llevado a ver que la práctica investigativa puede y debe replantearse si quiere servir al interés público. Esto es el horizonte de lo posible: una práctica radicalmente comprometida con la transformación social, más enraizada en la solidaridad que en la competencia y que pone los medios de investigación en las manos de las personas. Para esto, el periodismo de investigación quizá tenga que trascender a los medios de comunicación y a sus propias prácticas profesionales, para poder convertirse en algo más humano y verdaderamente útil para la vida en común.

Para seguir aprendiendo

Irving Huerta (@ihuertaz). Doctor en política por la Universidad de Goldsmiths. Profesor de la maestría en Periodismo sobre Políticas Públicas del CIDE, colaborador del Centre for Investigative Journalism de Reino Unido y miembro de la mesa editorial de CONNECTAS. Su trabajo periodístico ha sido reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Gabriel García Márquez, entre otros.

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